Layla Jorquera exhibió los resultados de su residencia en Casa Poli

  • La profesional fundamentó su estadía en una vinculación entre arquitectura, memoria y paisaje, basada en el rol que ejerció Isidora Goyenechea como empresaria determinante en la Minera de Lota.

Entre el 15 y el 29 de octubre permaneció en Casa Poli la arquitecta Layla Jorquera, en una residencia territorial. Durante este período, su trabajo se centró en una serie de obras, que de alguna manera interpretan el patrimonio industrial y social de Lota, a través de una mirada utópica, pero también afectiva. Lo hizo desde el prisma de la reconocida empresaria Isidora Goyenechea, quien marcó un hito en su rol femenino como líder de la Compañía Explotadora de Lota y Coronel.

«Me sentí como una directora de cine, recorriendo lugares, buscando locaciones, encuadres, luces y sonidos, para construir una fórmula narrativa que pueda unir la voz de Isidora Goyenechea, el mar y la arquitectura. Y bueno, la residencia busca expresar la arquitectura como un archivo vivo y como relato audiovisual del paisaje. Y bueno, en la Casa Poli este trabajo busca expandirse hacia la costa de Coliumo, creando la relación entre ruina, viento y sonido, como formas de reconstrucción poética del territorio», comenta Layla.

Es más, durante las jornadas las del lunes 27 y el martes 28 de octubre, Jorquera compartió los resultados de su trabajo en la misma Casa Poli. Recibió a entusiastas interesados, principalmente vinculados a la arquitectura.

«Lo que exhibí fue una instalación audiovisual compuesta por video, texto y sonido, además de estas cartas que yo llamo ‘Lota Interrotta’ -basada en la ‘Roma Interrotta’ de 1978- y son una serie de postales que Isidora Goyenechea se manda hipotéticamente con distintas mujeres que tuvieron un cierto poder o aún lo mantienen en el mundo. Por ejemplo, con Gabriela Mistral, con Christine Lagarde, por mencionar algunas», explica.

Marcó un sello

Desde el punto de vista práctico, Jorquera agrega que «poéticamente, desde la Casa Poli estas voces van dialogando con el mar y con la idea de futuro, como si el territorio mismo hablara; es una exhibición casi construida como una película, a partir de planos, secuencias, silencios que van entrelazando archivos, ficción y paisaje».

Confiesa que esta experiencia ha resultado muy transformadora para ella, desde el punto de vista que Casa Poli es una obra arquitectónica que obliga a escuchar, a observar, a dejarse afectar por el entorno, lo que además ha sensibilizado todavía más su atención al sonido del viento, a la luz y al movimiento del mar, tan propios de la costa de Coliumo.

Como proyección, Layla espera que este material audiovisual y textual forme parte de un archivo futuro 2100, que integrarán estas postales, con la intención de continuar este trabajo en formato expositivo y editorial.

«La idea es que pueda combinar arte, investigación, arquitectura y docencia. Y claro, como Casa Poli marca este punto de inflexión con rasgos cinematográficos del proyecto, me permitió hacer una pausa también y preguntarme cómo la arquitectura puede narrar la memoria de un territorio como una película, así como también la obra de una mujer», concluye.