Exalumna del Conservatorio UBB integra orquesta del Municipal de Santiago
- Anaís Burgos ha tenido el respaldo de su familia, desde pequeña, para la ejecución del violín. Esto comenzó como un sueño, que luego materializó con perseverancia y sistematicidad.
Un año tardó el período de prueba para Anaís Burgos, en la fila de primeros violines de la prestigiosa Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago y fue suficiente para justificar con creces las condiciones musicales de la joven de 27 años, quien comenzó sus estudios en Florida, región del Biobío, junto a Ricardo Olivos, tras lo cual continuó su formación en el Conservatorio de Música Laurencia Contreras, de la Universidad del Bío-Bío.
Integrarse a la orquesta de un teatro era un sueño largamente acariciado por la joven violinista, que se remonta a cuando su profesor, miembro de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, las invitaba a ella y a su hermana Fernanda -también estudiante de violín- a ensayos y conciertos en el Teatro UdeC. De esa época, Anaís, recuerda a Ricardo Olivos como un “tremendo pedagogo” que siempre buscó encantar a sus estudiantes con la música, más que simplemente exigir el estudio de dos o tres horas diarias de instrumento.
“El profesor siempre incentivaba a mis papás a que nos llevaran a los conciertos de la Sinfónica, sobre todo a la ópera. Para un niño, yo creo que es mucho más llamativo ver los colores, ver todo ese movimiento en el escenario que ver a una orquesta, todos vestidos de negro. Entonces, por ese lado, creo que el profesor lo hizo muy bien, en introducirnos por ese lado al mundo de la música, al menos conmigo. Desde muy chica, a mí me empezó a encantar la orquesta. Yo venía de estudiar el instrumento en la casa sola, de tocar en la orquesta infantil, que igual es más pequeña; pero llegar al teatro y escuchar toda esa masa de sonidos que se te viene encima, me encantó”, confiesa.
Reconoce su fascinación por este mundo desde la enseñanza media. En ese período, Anaís ya estaba decidida por dedicarse profesionalmente a esta disciplina y tocar una orquesta sinfónica. Fue crucial el apoyo que recibió de su familia, que migró desde Florida a Concepción, para que las hermanas Burgos pudieran estudiar en el Conservatorio UBB. Luego, ambas se trasladaron a Santiago; Fernanda optó por estudiar odontología, pero Anaís estudió la carrera de violín en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En Santiago, Anaís conoció la Filarmónica del Teatro Municipal. lo que de inmediato provocó sensaciones muy especiales, pues «sonaba precioso, tocaban en un teatro muy bonito y, para mí, era como un sueño
imposible”.
Su perseverancia fue crucial para alcanzar ese sueño, ya que, una vez egresada del pregrado, decidió realizar un máster en el extranjero, especializado en orquesta. Eso la llevó al Musikene de San Sebastián, en el país vasco, donde se perfeccionó en violín con Catalin Bucataru y en repertorio orquestal con Xavier Gil. A mediados de 2023, sus vacaciones en Chile coincidieron con una audición de la Filarmónica. Se trataba de un concurso para violín que ya se había declarado desierto dos veces, lo que da una idea del alto nivel de exigencia. Para su sorpresa, en este tercer llamado, Anaís fue la única concursante en pasar el filtro de la primera ronda y finalmente adjudicarse el puesto e iniciar su año de prueba como integrante de la orquesta.
Para coronar la experiencia, ya en su segundo programa con la Filarmónica, Anaís tuvo que asumir la responsabilidad de sentarse en el primer atril, a liderar junto al concertino de su fila. Comparte que “fue mi segundo programa, en una orquesta de la que yo pensé que iba a estar a años luz; fue muy loco, muy bonito y un desafío tremendo”.