Conservatorio Laurencia Contreras UBB montó la Primera Semana Chilena del Clavecín
- Con pleno éxito se extendió entre el 8 y el 12 de septiembre, en el auditorio del Colegio Médico. Incluyó clases magistrales y conciertos.
Por iniciativa del músico Edgardo Campos-Seguel, docente del Conservatorio Laurencia Contreras, entre el 8 y el 12 de septiembre fue la Primera Semana Chilena del Clavecín, en el auditorio del Colegio Médico de Concepción. Esta actividad se dirigió a músicos y estudiantes interesados en iniciarse o perfeccionarse en la interpretación de este instrumento. Contempló clases magistrales y conciertos.
Campos cuenta que hace cerca de un año comenzó a gestarse la idea de desarrollar un programa exclusivo para este instrumento, gracias al apoyo del conservatorio dependiente de la Universidad del Bío-Bío. Junto a su alumno particular Camilo Gericke organizaron una serie de actividades, que también consideró la presencia del destacado clavecinista Camilo Brandi, quien viajó desde Santiago.
«La idea fue generar curiosidad e interés en este instrumento y darle un poco más de visibilidad, porque el piano tiene mayor prominencia, en general, pese a que el clavecín tiene más historia. Es del siglo XVI, aunque su apogeo fue en el siglo XVIII. Son instrumentos diferentes y quedó marcado desde la Revolución Francesa, que los pianos eran símbolo de poder. En cambio, los clavecinistas se entienden como pianistas frustrados, aunque no es así, es un mito. Incluso después, con los procesos de industrialización, el piano se transforma en el ser dominante del mundo de los teclados y desplazaron completamente a los artesanos, es decir, al clavecín», explica.
Datos históricos
Agrega que desde mediados del siglo XVIII este instrumento desapareció, hasta que en el siglo XX volvieron a construirse. Claro que este regreso no se ajustó íntegramente a los antiguos instrumentos, sino que fue una fusión entre piano y clavecín. En Concepción brillaron las clavecinistas Ana María Castillo y Elizabeth Roller, incluso hubo una Escuela de Clavecín y la Universidad de Concepción impartió la carrera. En ese tiempo su sonido metálico era reconocido y se adjudicó el apodo de «caja de clavos».
«Hubo que esperar hasta los años ’70 más o menos, cuando hubo luthieres que se interesaron en esto, visitaron museos y construyeron réplicas de estos instrumentos. Ahí recién hubo un acercamiento real a como fue el clavecín en el pasado», detalla.
Edgardo Campos-Seguel comenzó muy niño en la interpretación musical. Conoció el clavecín y además se inclinó por tocar el armonio, característico de las iglesias. Luego se perfeccionó en Francia y aprendió de luthería. En el Conservatorio Laurencia Contreras ejerce como correpetidor (acompañante).
Programación de lujo
Este programa de actividades otorgó por fin al clavecín el lugar protagónico que le fue arrebatado. Su agenda benefició a participantes activos, quienes accedieron a clases personalizadas de clavecín, interpretando repertorio preparado previamente, además de actividades teóricas y conferencias; recibieron un certificado de participación.
Durante las cinco jornadas, los tiempos se distribuyeron entre los inscritos provenientes de distintas ciudades. Además, los clavecinistas Camilo Gericke, Edgardo Campos-Seguel y Camilo Brandi brindaron conferencias y conciertos.
